En México
las mujeres encargadas de la economía familiar se han convertido en uno de los
sectores más golpeados por bajos salarios, pocas oportunidades laborales y
falta de capacitación de empresas contratantes, por lo que el sector informal
ha sido una opción de empleo.
El Centro
de Estudios Sociales y de Opinión Pública presenta Carpeta informativa núm.
125. Lenguaje incluyente, paridad de
género y situación laboral en México, con el propósito de mostrar el
fenómeno de desigualdad salarial entre hombres y mujeres en nuestro país. En el
documento se exponen datos cuantitativos de los hogares mexicanos que debido a las
condiciones económicas difíciles, las mujeres se tienen que hacer cargo de la
economía familiar.
De
acuerdo con datos de la ONU Mujeres, en América Latina y el Caribe, 54 por
ciento de las mujeres tienen empleo informal, laboran diariamente largas jornadas
y reciben sueldos más bajos que los hombres y con frecuencia carecen de las
condiciones de seguridad en el medio del
trabajo.
Aunque el
sector informal es una de las principales opciones para las mujeres jefas de
familia, las deja sin acceso a los beneficios
en prestaciones del sector formal como el seguro social.
En
México, el empleo informal de mujeres que están al frente de la economía de los
hogares se concentra en el comercio. En el año 2000, la cifra fue de 31 por
ciento y en 2009 se incrementó a 34.3 por ciento.
La
organización Acción Ciudadana frente a la Pobreza menciona que para las mujeres
las condiciones laborales son adversas, debido a que padecen de mayor
desempleo, hay diferencias en sus salarios con relación a los hombres y mayor
carga de trabajo en el hogar por el cuidado de los hijos y actividades en casa.
Para la
mayoría de las jefas de familia sus percepciones son menores a dos salarios
mínimos, es decir, menos de 200 pesos diarios, al tomar en cuenta el salario
mínimo vigente a partir del primero de enero de este año.
Las
empresas que contratan a las jefas de familia les ofrecen escasas oportunidades
para poder mejorar en el trabajo, debido a que la capacitación a su personal
apenas rebasa el 11 por ciento, en el caso de las microempresas, donde se
concentraron las mujeres ocupadas.
En
comparación con las empresas medianas
que capacitaron a su plantilla laboral en 73.7 por ciento y las pequeñas
industrias en 55.8 por ciento. En estas empresas las mujeres que laboran ahí y
que recibieron alguna capacitación fue de 35 por ciento, mientras que los
hombres fueron instruidos en más del 60 por ciento, lo que ubica en desventaja
a la mujer trabajadora.
De
acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Productividad y Competitividad de las
Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (ENAPROCE), en 2014, las empresas del
sector comercio y servicios concentraron al mayor número de mujeres en 45 y 46
por ciento, el sector manufacturero en 34 por ciento.
Las
microempresas que concentran a las mujeres ocupadas con 53.3 por ciento, a
pesar de que generan anualmente ventas de hasta 4 millones de pesos y
representan el 95 del total de las empresas, así como 40 por ciento del empleo
en el país, con una producción del Producto Interno Bruto de al menos 15 por
ciento, de acuerdo con la Secretaría de Economía. La capacitación a las mujeres
jefas de familia se le ha dado poca importancia, orillando a muchas de ellas a
permanecer en la informalidad.
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