Gabriel Fernández Espejel
Preámbulo
El
documento que aquí se presenta hace un breve recorrido de las teorías
económicas del desarrollo sustentable, así como de los orígenes de la
preocupación ambiental, a fin de tener una mejor comprensión del peso de las
energías sustentables, término que incorporan el Acuerdo de París y la Agenda
de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas dentro de sus estrategias y
objetivos. En los siguientes apartados se reporta –a partir de estadísticas de
diferentes fuentes, entre otras, Banco Mundial y ONU– el comportamiento en esta
área en nuestro país y en otras economías emergentes y desarrolladas de
distintas latitudes del planeta. Los resultados y los retos se analizan frente
a las directrices del primer esbozo del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024,
por citar algunas.
Energía sustentable
En
estas disertaciones en favor del medio ambiente se trae a colación el término
energía sustentable. El diccionario Cambridge define con las mismas palabras a
las energías renovable y sustentable; “la energía que es producida con el uso
del sol, viento, etcétera, o de cultivos, en lugar de utilizar combustibles
provenientes del petróleo y el carbón que no pueden ser reemplazados”. Bajo el
término energía alternativa precisa con mayor claridad: “Energía proveniente
del movimiento del agua, del viento, del sol y del gas que produce el
desperdicio animal”.
En
materia energética, los compromisos en generación eléctrica los engloba
puntualmente la Ley de Transición Energética; además, en esta área, la LGCC se
relaciona, por igual, con la Secretaría de Energía (Sener), así como con las
leyes de Hidrocarburos, de Ingresos (del año correspondiente), del Impuesto
Especial sobre Producción y Servicios, de Promoción y Desarrollo de los
Bioenergéticos, de la Comisión Federal de Electricidad y las de los órganos
regulatorios en el tema, sobre todo (en la Tabla 1 se presentan los compromisos
de la COP21 y las leyes de Cambio Climático y Transición Energética que se
vinculan directamente).
El
objetivo no es sólo retringir el calentamiento global a 2 °C sino reducirlo a
1.5 °C, tal como se señaló explícitamente. En ese sentido, la política
energética y ambiental de México debe contribuir al cumplimiento de la Agenda
de París. El marco legal se centra en la Ley General de Cambio Climático (LGCC)
que engloba las metas y compromisos, y contiene el eje de las políticas
transversales de las secretarías de Hacienda y Crédito Público (SHCP), de
Turismo (Sectur), de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), de Agricultura,
Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), de Desarrollo
Forestal Sustentable, del Equilibrio Ecológico y Protección del Ambiente.
Establecer
las bases para que México contribuya al cumplimiento del Acuerdo de París, sus
objetivos son mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de
2 °C, y proseguir con los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura
a 1.5°C, con respecto a los niveles preindustriales.
Consolidar
una estrategia nacional que permita a mediano y largo plazo enfrentar los
efectos del cambio climático y transitar hacia una economía competitiva,
sustentable y de bajas emisiones de carbono.
Desarrollo
de la Política Nacional de Cambio Climático cuyo objetivo sea reducir la vulnerabilidad de la sociedad y los
ecosistemas frente al cambio climático, Establecer los mecanismos necesarios
para la atención inmediata en las zonas impactadas por el cambio climático.
Regular
las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero a fin de que México
logre la estabilización de sus concentraciones en la atmósfera a un nivel que
impida interferencias peligrosas producto de la actividad humana en el sistema
climático.
Los
objetivos de la Agenda del Desarrollo Sustentable (ADS) tienen sus orígenes en
las Metas de Desarrollo del Milenio (MDG, por sus siglas en inglés), aunque van
más lejos al instruir la abolición de todas las formas de pobreza bajo la
premisa de concretar un crecimiento económico incluyente y ambientalmente
responsable; incorpora una agenda social que incorpora educación, salud,
protección social y energía sustentable para todos.
En
la Agenda para el Desarrollo se reconoce que la generación de energía es la
principal causante del cambio climático, ya que aporta 60% del total de las
emisiones contaminantes al medio ambiente. En contraste, señala que sólo 17.5%
del total de la energía que se consume globalmente se produce con fuentes
renovables, lo que da una idea del potencial que prevalece en la materia.
Desafortunadamente,
materializar las metas de los acuerdos de París y de la Agenda de Desarrollo
Sustentable no está sólo en manos de las potencias económicas; de hecho, en
algunas de ellas se duda de la veracidad que arrojan los estudios científicos
en torno al cambio climático. El estado actual de urgencia demanda la acción de
todos, entiéndase pobres y ricos, políticos y sociedad civil.
Exige
una conciencia global en todos los niveles, en nuestra forma de consumir, en
nuestros hábitos de vida y de reproducción; si no nace de esta conciencia en
las personas, quizá haya que mandatarla.
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