viernes, 20 de septiembre de 2019

Padecen desnutrición 42 por ciento de menores, hijos de jornaleros agrícolas, padres sacrifican ingresos para atender enfermedades y accidentes


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José de Jesús González Rodríguez

En México, 42 por ciento de niñas y niños, hijos de jornaleros agrícolas padecen algún grado de desnutrición, debido a carencias del entorno laboral en este sector, sin acceso a servicios de salud, por lo que los padres de familia se ven obligados a destinar la mayor parte de su salario para atender enfermedades y accidentes ocasionados en sus zonas de trabajo.

El Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública presenta el Documento de trabajo número 310, Jornaleros agrícolas migrantes y seguridad social, con el propósito de dar a conocer la problemática que vive este sector de la población, sus condiciones laborales y de vida, percepciones, así como las carencias en seguridad y protección social, a pesar de estar expuestos con frecuencia a accidentes y enfermedades graves.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) resalta que entre los principales riesgos para la salud de los jornaleros agrícolas a nivel mundial están las excesivas horas de trabajo durante la época de plantación y cosecha, cuyas jornadas laborales se extienden desde el amanecer hasta el anochecer con pocas pausas de descanso.

Menciona que los  trabajadores del campo padecen temperaturas extremas, ya sea bajo pleno sol o exposición al frío y a la humedad sin que tengan la indumentaria, calzado o equipo adecuados, por lo que muchas veces sufren de deshidratación sobre todo durante las temperaturas altas  por la insuficiencia de agua potable.

También los jornaleros se exponen a pesticidas tóxicos, algunos venenosos y potencialmente cancerígenos. Presentan problemas cutáneos como consecuencia de los productos químicos que requieren emplear en el trabajo.

Durante su estancia en las zonas de trabajo, los jornaleros migrantes habitan las viviendas que sus contratantes les proporcionan, se trata de asentamientos temporales que no tienen las condiciones adecuadas en materia de higiene  comodidad y el resultado es el hacinamiento de las familias.

La entonces Secretaría de Desarrollo Social indicó que en 2010 la mano de obra de los jornaleros agrícolas en nuestro país se constituía en su mayoría de campesinos provenientes de las regiones más pobres de México, éstos contratados temporalmente para la siembra, cosecha, recolección y preparación de productos agrícolas y una gran mayoría de esas personas abandonan sus comunidades de origen ante la ausencia de oportunidades, carencia de servicios o bajos salarios, lo que ha motivado alta migración interna de dichos trabajadores y de sus familias.

Para la hoy Secretaría de Bienestar, los jornaleros agrícolas presentan un severo grado de vulnerabilidad como consecuencia de las condiciones de vida y de trabajo en las áreas de cultivo por la sobrecarga de actividades, jornadas excesivas, falta de acceso a los servicios básicos, carencia de vivienda, discriminación y  malos tratos.

Lo más alarmante es que los niños, hijos de los jornaleros agrícolas trabajan en las zonas de cultivo y los riesgos son mayores para ellos, ya que están en proceso de crecimiento y necesitan de mayores cuidados, pero no reciben la alimentación adecuada.

La UNICEF señala que dadas las carencias del entorno laboral, 51.8 por ciento de los beneficiarios de los trabajadores agrícolas de México no tienen acceso a servicios de salud, por ello los padres de los menores tienen que destinar la mayor parte de su salario o vender sus escasas pertenencias para atender enfermedades y accidentes de ellos y sus hijos.

Sobre el tema, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el documento: Derechos humanos de los migrantes y otras personas en el contexto de movilidad humana en México afirma que un número significativo de niños y adolescentes migrantes trabajan en condiciones de explotación en el sector agrícola, en actividades del comercio informal, en labores domésticas o son víctimas de explotación sexual en áreas urbanas o rurales.

A su vez, el Comité de Protección de los Derechos de los Trabajadores Migratorios y sus Familias ha advertido sobre la precaria situación de este grupo social y la urgencia de implementar acciones para mejorar sus condiciones de trabajo, así como investigar y sancionar a los responsables de las mismas. Para contribuir a esos propósitos, el Comité ha emitido diversas recomendaciones al Estado mexicano.

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