martes, 21 de septiembre de 2021

Entre 20 y 40 por ciento de adolescentes con obesidad mórbida son comedores compulsivos

 


·       Factores psicológicos influyen en hábitos alimenticios

·       Jóvenes con obesidad extrema tienen síntomas depresivos

·       Se involucran en conductas riesgosas y tienen intentos suicidas

·       Alcanzan IMC superior a 40 con graves riesgos de salud

 

De 20 al 40 por ciento de los adolescentes que tienen obesidad severa (grado III o mórbida) son comedores compulsivos, presentan síntomas de depresión y ansiedad, tienen baja autoestima al compararse con otras personas obesas no compulsivas. A pesar de que muestran preocupación por su figura y peso, en raras ocasiones toman medidas para adelgazar, por lo que están en riesgo de enfermedades graves como la diabetes e hipertensión.

El Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública presenta En Contexto el tema: Sobrepeso y obesidad en México: afectaciones a la salud. Al examinar esta problemática se exponen las causas y consecuencias, así como los diversos factores que contribuyen para generar obesidad en la infancia y adolescencia. La investigación da a conocer cifras y datos relevantes, así como diversas estrategias para disminuir el problema de sobrepeso y obesidad.

Los factores psicológicos contribuyen a generar obesidad entre los jóvenes, el doctor Raymundo Paredes Sierra, durante su ponencia en el seminario “El ejercicio actual de la medicina” destaca que la obesidad en el transcurso de la infancia y adolescencia es el resultado de la interacción de diversos factores.

Existen factores psicológicos que repercuten en la alteración de las conductas y hábitos de alimentación durante la infancia y adolescencia, por lo que esto ocurre con más frecuencia en los hijos de madres o padres solteros, de parejas divorciadas o separadas, alcohólicos o adictos, lo cual se manifiesta en el sobrepeso, obesidad, desnutrición o bulimia de jóvenes, puntualiza el doctor Paredes.

Refiere que entre los adolescentes que son comedores compulsivos y tienen obesidad grado III o mórbida tienen síntomas depresivos moderados a severos y más de un tercio de ellos reportan niveles altos de ansiedad. Además, los jóvenes obesos se aíslan y se involucran más en conductas riesgosas y antisociales como drogadicción y alcoholismo e incluso tienen intentos suicidas.

El doctor Paredes Sierra considera que existen otros factores, los ambientales, los cuales influyen en la infancia y adolescencia para generar obesidad. Señala que desde la lactancia se gestan conductas “obesogénicas”; el abandono de la alimentación al seno materno o el amamantar al niño por periodos menores a cuatro o seis meses, sustituyendo la leche materna por leches industrializadas son factores que llevan al sobrepeso y obesidad, a lo que contribuye el entorno social, porque es común que las madres, la familia y los amigos consideren como modelo de salud y belleza a los niños gordos y esto estimula la sobrealimentación, por lo que las frutas, vegetales, carnes y fuentes de fibra, vitaminas y proteínas se sustituyen por comidas rápidas.

En el problema del sobrepeso y obesidad también contribuyen factores socioeconómicos. En general se observa que los hijos de familias con bajo nivel de ingresos y de educación consumen alimentos con alto valor calórico, lo que hace a estos jóvenes más proclives a desarrollar sobrepeso.

El índice de masa corporal (IMC) proporciona la medida más útil para el sobrepeso y la obesidad en la población, es la misma para ambos sexos y adultos de todas las edades. Una persona tiene sobrepeso cuando su IMC es igual o superior a 25 y un adulto con obesidad su IMC es igual o superior a 30. Los jóvenes que presentan un IMC de más de 40 padecen obesidad severa, grado III o mórbida con graves afectaciones a la salud: enfermedad coronaria, diabetes tipo 2, cáncer, hipertensión, con riesgo de accidente cerebrovascular, enfermedad del hígado y de la vesícula, entre otros.

La Organización Mundial de la Salud afirma que para lograr una disminución en los niveles de sobrepeso y obesidad las personas deben limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total y de azúcares; aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos y realizar una actividad física periódica (60 minutos diarios para los jóvenes y 150 minutos semanales para los adultos). La industria alimentaria también puede contribuir a que la población consuma alimentos saludables si reduce el contenido de grasa, azúcar y sal de los alimentos procesados.

Documento completo: https://bit.ly/3lI0mLz

 

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